En una tarde de verano, bajo un calor agobiante esta "insignificante" araña permanecía cuidando de sus crías recién nacidas, aún casi translúcidas, teniendo como único refugio la ligera sombra de su nido de seda.
Esta es una de esas especies, que inhiben el instinto de alimentarse cuando sus huevos eclosionan y permanecen así, protegiendo a sus pequeños hasta llegar a morir de inanición. Uno de los ejemplos más extremos de sacrificio por la descendencia.
A quienes argumenten que esto no es más que un mecanismo instintivo desprovisto de cualquier contenido intelectual o emocional, decirles, que las últimas investigaciones neurocientíficas, indican que la mayor parte de nuestro "sofisticado" comportamiento, obedece a pulsiones inconscientes. Y también felicitarles por haber alcanzado un tan alto grado de sabiduría y evolución, tan próximo a la divinidad, que les permite saber que es lo que es capaz de pensar o sentir un ser de otra especie.
Araña y sus crías (F:9,V:1/100,ISO:160) |
buen macro ,es una pena que los cientificos hayan tardado tantisimo tiempo en demostrar la fuerza y poder de la complejidad del inconsciente
ResponderEliminarUn blog muy completo Fermin! Unas fotografías muy variadas y de gran calidad y originalidad.
ResponderEliminarEspero que sigas en tu línea dejándonos boquiabiertos con tus tomas.
Un saludo desde Zigoitia!
Muchas gracias Peio por tu comentario. Es una satisfacción saber que hay personas que no conoces, ahí al otro lado de la pantalla, que disfrutan viendo esto.
EliminarUn saludo.