Incluso más allá de su importancia en términos ecológicos, al monte le faltaría algo característico sin el poderoso sonido del canto de estas aves, que desde finales de invierno hasta casi entrado el otoño, los machos hacen oír desde lo más profundo y recóndito del bosque.
Después de algunos días de observación, descubrí que una pareja de palomas torcaces, a una hora casi determinada, se reunía siempre en la misma rama seca de un viejo roble, donde permanecían unos minutos antes de adentrase entre los árboles cercanos, en los que habían establecido su territorio de reproducción.
Fueron necesarias varias sesiones infructuosas y bastantes horas, para conseguir unas cuantas imágenes de estas desconfiadas aves.
Ese día, esta que es la hembra, llegó primero.
Paloma torcaz (Comumba palumbus) (F:7.1,V: 1/40,ISO:250) |
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