Mucha gente, incluso de la que frecuenta el monte no sabe ni que existen, porque aunque en el suelo de algunos bosques poco alterados es frecuente encontrar sus hojas y ya al final de la primavera sus flores blancas, no es hasta estos días de verano, cuando madura el fruto y no sin cierta dificultad por su reducido tamaño, se pueden encontrar esas diminutas esferas de menos de un centímetro de diámetro, de color rojo brillante destacando entre el verde.
Puedo imaginar cuando el concepto de tiempo era diferente y se medía en días o lunas, como los primeros humanos, en los calurosos y largos días del verano dedicarían jornadas enteras a recogerlas del suelo del bosque.
Su llamativo color y su olor característico, siguen siendo hoy una invitación a ser consumidas por aves, insectos y mamíferos, que transportarán las semillas en su cuerpo, ayudando a la planta a colonizar nuevos lugares.
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Fresa silvestre (Fragaria vesca) (F:11,V:1/40s,ISO:200) |