Pero en los días de verano, cuando en las horas centrales del día el calor es más intenso, las densas sombras de los viejos bosques de hayas, son como un oasis de frescor.
Si además como en este rincón se añade el murmullo de un arroyo fluyendo, diría que pocos lugares podrían ser más acogedores. (Clik en la imagen para verla más grande)
Hayedo y arroyo (F:16,V:3.2s,ISO:100) |
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