Entonces, te cargas con todo, sabiendo la paliza que te espera para subir así, con nieve casi hasta la rodilla. Y además cruzas los dedos, para que una vez allí, no cambien las condiciones de luz y arruinen el esfuerzo.
Esta vez todo lo que podía salir bien, salió bien. En el trayecto, las condiciones no sólo no empeoraron, sino que iban mejorando por momentos. El cielo se iba poniendo cada vez más cerrado y oscuro, hasta acabar descargando otra gran nevada.
Por contraste, en la imagen solo puede apreciarse la intensidad de la ventisca de nieve en las partes más oscuras del riachuelo.
En ese momento, el inconveniente de tener que estar limpiando continuamente los copos de la lente del objetivo, fue compensado por poder contemplar toda aquella nieve, nueva y mullida posándose sobre el bosque. (Clik en la imagen para verla más grande),
Nevada, hayedo y riachuelo (F:13,V:1/15s,ISO:200) |
No hay comentarios:
Publicar un comentario