Uno de esos cortos días de invierno, en que la niebla va y viene una y otra vez cubriendo y descubriendo el paisaje, como incapaz de tomar la decisión de disiparse.
Esta vez no lo hizo, pero a última hora de la tarde, por un momento se abrió lo justo para filtrar parcialmente la luz del sol, haciéndolo aparecer así, como un disco perfectamente definido.
Con prismáticos, incluso se podía ver en él esa mancha solar en forma de punto negro. De esas que duran unos meses y luego desaparecen. Esta era la tercera vez que conseguía ver una. Y las otras fueron en circunstancias meteorológicas similares.
Aunque cada vez es más difícil encontrar sitios a los que no llegue el ruido de ciudades, pueblos o carreteras, aún hay lugares en el monte en los que cuando te adentras, sobre todo en invierno, al anochecer; el silencio es absoluto. En ellos no es difícil imaginar que eres el único ser humano en cientos de kilómetros, como debió ser hace miles de años.
Y en esas cosas tenía la mente mientras fotografiaba este sol extraño y su mancha, en aquella acogedora soledad. Hasta que de pronto surgió esa otra "mancha" móvil, recordándome lo lejos que queda ya, aquel tiempo en el que la especie humana aún no era una plaga... (Clik en las imágenes para verlas más grandes)
Manchas solares (F:7.1,V:1/125,ISO:100) |
Es simplemente alucinante
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