Hacía ya mucho rato que el sol se había ocultado y después poco a poco con la escasez de luz, se había ido apagando también el murmullo del canto de las aves que en esos días de primavera justo antes de ir a dormir proclaman la posesión de sus territorios.
Todo parecía indicar que ese día no habría foto. Pero después de una hora de espera, por si acaso había que apurar hasta el final antes de empezar a recoger el tinglado.
Cuando ya estaba pensando en dejarlo, apareció sigilosamente sin el menor ruido. Primero observó largo rato todo a su alrededor con esos enormes ojos marrones adaptados a la escasez de luz. Unos minutos después ya se sentía tan segura al abrigo de la penumbra, que ni siquiera llegó a alarmarse por el sonido de la cámara. (Clik en la imagen para verla más grande)
Liebre (Lepus europaeus)(F:7.1V:1/30s,ISO:500) |
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