Hace tiempo me refería aquí, a la necesidad que tiene la especie humana de ponerle nombre a todas las cosas y seres. Seguramente desde siempre esto le ha dado una falsa sensación de comprensión y de certidumbre o quizá de posesión, sobre todo lo que existe: https://fermincastellano.blogspot.com/2017/07/flor-blanca-triple-sin-nombre.html
A medida que esa sensación se va haciendo más hegemónica y absoluta, la tendencia a nombrar, se va exacerbando hasta llegar a lo grotesco.
Hubo un tiempo en el que nada tenia nombre. Entonces la relación era directa con la realidad.
Después, el surgimiento del lenguaje rudimentario, que empezó poniendo nombre a lo esencial y prioritario, inició el cambio a una relación menos directa y real y más conceptual (por lo tanto irreal), con el entorno natural.
Y hoy es el día, en el que ya ni siquiera es suficiente el término "Ola de frío", sino que además es necesario añadirle un nombre propio, para referirse a lo que desde siempre se ha llamado; invierno .
Después de la larga caminata por la nieve para llegar hasta allí, casi se agradecían los -5ºC. Pero transcurrido lo que a mi me pareció un rato. De pronto notas que los dedos de las manos ya no responden para accionar los controles de la cámara, y los de los pies parecen no existir. Miras el reloj y han pasado dos horas y media desde que llegaste !!!.
Y te marchas con la certeza de que sí; el tiempo es relativo... (Clik en la imagen para verla más grande)
Carámbanos (F:9,V:1/5s,ISO:100) |
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