Revisando las fotos que más satisfacción me produjeron en su día por haberse aproximado al resultado deseado (y esta es una). Me doy cuenta, de que ni siquiera ellas llegaron a saciar nunca en su totalidad la "necesidad" de captar ese "algo" inexpresable, que siempre parece escaparse y estar más allá de lo comprensible, como en una dimensión paralela desde la que se manifiesta en la nuestra, a través de ese profundo misterio que llamamos BELLEZA.
De por sí la escasa azucena silvestre es una planta cuya floración es de una belleza casi ostentosa.
Fotografiarla en lo más recóndito y oscuro del bosque y además querer aprovechar para ello un rayo de luz filtrándose entre las densas sombras, planteaba para el sensor de la cámara el reto de captar la luz y la falta de ella, en el más amplio de los espectros.
Después de varias fotos y unas cuantas combinaciones, el resultado casi llegó a sorprenderme. Por haber podido captar de forma más que aceptable el encuentro entre dos mundos tan opuestos. Allí, en mitad del verde de un bosque perdido y, con una protagonista que no podría haber sido más bonita. (Clik en la imagen para verla más grande). Imagen incluida en: https://vimeo.com/489030942
Azucena silvestre (Lilium martagon)(F:2.8,V:1/60s,ISO:100) |
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