Otoño y mariposas, son una mezcla un poco antagónica.
Pero en esos días en los que ya es muy notable la disminución de las horas de luz. Las temperaturas empiezan a ser bajas. Y en el monte se hace difícil encontrar alguna flor tardía que les pueda servir de alimento. Aún se puede encontrar alguna mariposa resultado de la eclosión de la última generación anual de su especie. Que al contrario de las que nacieron en plena primavera cuando las flores eran abundantes, tendrán que afrontar el frío y la escasez de comida, para llegar a completar su ciclo vital ya de por sí efímero.
Si en cualquier momento las mariposas resultan animales frágiles. En esa época del año, cuando su mundo vegetal se vuelve ocre y parece derrumbarse a su alrededor, ellas parecen fuera de lugar.
Resultaba conmovedor ver como esta pequeña Polyomatus bellargus, que en otro momento hubiera estado volando de un lugar a otro exhibiendo el dorso de sus alas de un azul intenso. Como en una alegoría, ahora sólo descansaba en la punta de un helecho marchito. (Clik en la imagen para verla más grande) (Incluida en: https://vimeo.com/489030942)
Polyommatus bellargus (F:9,V:1/200s,ISO:200) |
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