Las grandes nevadas (aunque cada vez menos frecuentes), en nuestra latitud suelen producirse en la etapa final del invierno. Es como si este reservara en su epílogo, la última y más dura prueba de supervivencia para los seres que habitan la naturaleza.
Una gruesa capa de nieve que dificulta el acceso a la comida, y las temperaturas bajo cero, en ese momento en que los animales se encuentran con sus reservas mermadas ya al final del largo invierno, hará que muchos de ellos no lleguen a ver la inminente primavera.
El saber que esto, desde siempre viene formando parte del ciclo natural, no hace disminuir un ápice mi admiración por los seres que cada año soportan y superan estas duras condiciones, ni mi compasión por los muchos que no lo consiguen.
Pinar nevado desde el sombrío interior del bosque (F: 10, V: 1/125, ISO: 100) |
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