Cuando se trata de pequeños insectos, las distancias a las que se trabaja son muy reducidas y su casi incesante actividad, puede llegar a convertir en bastante frustrante la tarea de fotografiarlos. Pero a cambio, se tiene la oportunidad de observar de cerca un mundo a otra escala, que casi siempre nos pasa inadvertido.
Aquella fría mañana de verano, las gotas de rocío que cubrían los pétalos de una flor, fueron por un momento el oasis para esa pequeña hormiga.
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Hormiga y rocío (F: 8, V: 1/30, ISO: 200) |
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