Con la mente saturada de datos y conocimiento científico que tenemos en nuestro tiempo, es fácil que un espectáculo tan prodigioso llegue a parecernos obvio y sin interés alguno.
Aquella tarde de otoño, bajo una semiesfera como de nácar, que parecía diluirse suspendida inexplicablemente en el espacio azul. Y los cirros del mismo color, desvaneciéndose mientras se alejaban de ella, me preguntaba que habrán podido pensar los primeros humanos viendo estas cosas hace milenios, cuando el cuerpo y la mente estaban en contacto directo con la naturaleza y lo mágico aún era posible.
Luna menguante y cirros (F:7,1, V:1/60, ISO:100) |
Ahora tú también lo haces mágico acercándonos a ella de esta manera.Gracias!!!.
ResponderEliminarPor comentarios como el tuyo tiene sentido compartir todo esto. Gracias.
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