Sabiendo que podían pasar décadas antes de que volvieran a producirse unas circunstancias en las que hubiera tal densidad de hojas en las ramas conservando aún su color dorado, que en muy pocos días se tornaría marrón, había que elegir bien el lugar donde pudiera haber un punto en el interior del bosque desde el que poder captar este momento de esplendor vegetal.
Después de horas de búsqueda y cientos de fotos que como casi siempre sucede, no conseguían hacer justicia a todo aquello que había alrededor, encontré esas dos hayas que iluminadas ligeramente a contraluz por un sol atenuado por nubes altas, condensaban en sí mismas la grandiosidad de aquel otoño irrepetible.
Hayedo otoñal (F:8, V:1/50, ISO:200) |
Preciosa foto. Esta mañana he estado por un hayedo...ya no está tan espectacular, pero en cualquier época del año el hayedo es un bosque mágico
ResponderEliminarSi, esa permanente sombra y humedad que envuelven esos bosques, transmiten siempre una sensación de misterio.
ResponderEliminarGracias Fernando por tu visita y tu comentario.