Como si se hubieran citado allí, unos pocos segundos después, vi a una hembra descendiendo por una empinada ladera para dirigirse al mismo sitio. Entonces caí en la cuenta, de que era época de celo de esta especie, lo que explicaría en parte esa actividad a horas tan desacostumbradas.
Ya en casa, al revisar detenidamente la foto, me fijé en la gran cicatriz que marcaba su costado. Se podía apreciar que la herida sólo había afectado a la piel. Por su forma y localización, yo diría que fue producida en una de esas violentas peleas que en época de celo se dan entre machos rivales y que cuando son entre ejemplares muy igualados, pueden llegar a ser, a muerte. Lo que demuestra que esas agudas "dagas" que portan sobre sus cabezas, no son de adorno.
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Corzo macho (Capreolus capreolus) (F: 7,1,V:1/640, ISO:200) |
Se ve que es un buen ejemplar por las cuernas. Bonito momento el vivido. Buen trabajo, un saludo
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