martes, 13 de octubre de 2015

LAS SETAS Y EL REBAÑO

                                                    Si no se tiene mucha memoria, puede parecer que esto que está sucediendo con las setas siempre hubiera sido así, pero basta remontarse un par de décadas atrás, para recordar que estos organismos silvestres entonces eran aun mínimamente apreciados y casi únicamente por el escaso número de personas que transitaban el monte en los días de otoño: pastores, montañeros, cazadores, que las recolectaban además en pequeñas cantidades.
                Fue por entonces, que el sistema empezó a poner los cimientos de lo que sería la explotación de un filón económico hasta entonces casi intacto y eso pasaba por la utilización de la naturaleza como un objeto más de consumo.
                En lugar de crear una oferta de ocio para una demanda preexistente, en este caso como en otros muchos, fue creada primero la oferta con el objetivo de llevar recursos económicos de las ciudades al campo, para lo que hubo que empezar desde cero, acuñando un término atractivo y sugerente: "Turismo rural" . E inmediatamente los instrumentos  publicitarios del sistema se encargaron de poner los medios para que millones de personas que jamás habían tenido el mínimo interés por la naturaleza, de pronto se preguntaran como habían podido vivir sin eso y que sintieran al unísono la necesidad de terminar su semana en el campo.
                Entonces, surgieron programas televisivos en los que recurrentemente y de forma muy poco casual, cada Domingo se instaba a las masas a cambiar sus anodinos y baratos fines de semana de sofá, por apasionantes estancias en casas rurales y disfrutando de algo para lo que también hubo que crear un término: "gastronomía micológica", pulsando así de paso la tecla de uno de nuestros instintos más básicos y haciendo la oferta rural si cabe más atractiva.
              Y las masas supieron entonces que no había nada sobre la faz del planeta que no debiera ser cocinado sin setas.
              Y se empezó a asistir a algo hasta entonces desconocido: los lunes en el trabajo, desde primera hora, daba comienzo la competición por ver quien había pasado el finde en el alojamiento rural con más "encanto"... y quién había arrebatado al bosque la mayor cantidad de kilos de setas. Para dar pruebas de lo cual, se aportaba abundante material gráfico captado con el móvil .
              La espiral siguió creciendo alimentada por el "Efecto... Vicente...", al mismo ritmo que el escaparatismo en las redes sociales y la consiguiente neurosis colectiva. Y hoy es el día en el que las setas se han convertido en un bien de naturaleza superior y hasta el menos listo del lugar, habla con veneración y en latín para referirse a ellas  por su nombre científico: "Boletus","Lactarius" "Amanita".
              Y llegado el otoño, puntualmente, una marabunta con cestas y bolsas, un año más ocupará los bosques para arramplar con cualquier cosa susceptible de ser digerida: moras, endrinas, avellanas, castañas y como no, setas. Eso sí, casi siempre dejarán algo a cambio: basura y vocerío, en lugares que merecen más silencio y respeto que el más sagrado de los templos humanos.
               Esta infalibilidad de los instrumentos de manipulación colectiva demuestra ser igual de efectiva ya sea para mandar al personal al monte en busca de setas como si les fuera la vida en ello, que para por ejemplo, en plena crisis económica cuando la gente estaba tan quemada que había riesgo de que la "olla" acabara reventando, ponerlos a correr como pollos sin cabeza, para: 1) que sigan pasando por caja.
            2) Canalizar toda esa energía acumulada por la ociosidad, hacia objetivos no sólo inocuos, sino muy útiles y provechosos para el sistema, disipándola en forma de "retos personales"- (colectivos...!!!) que son asumidos como propios, pero a los que se ha sido sutilmente inducido.
       Y  3)  en el mismo sentido que lo anterior, que segreguen  endorfinas a tutiplén y  así estén   "jodidos pero contentos" como en  la novela de Aldous Huxley (Un mundo feliz),  donde el sistema proporcionaba el "Soma", una droga en forma de pastilla que mantenía "feliz" y controlada a una sociedad totalmente alienada.
               Aquí, ahora mismo eso está superado, uno se calza su disfraz de swimmer, runner, o de  ironman (si le han vendido el pack completo) y, se administra su propia dosis.
               El otro día viendo en la tele algo que ofendía a la inteligencia, se me ocurrió una idea "casi" original para un anuncio publicitario de ropa deportiva, dedicada a esta nueva disciplina nunca antes conocida por el ser humano; el runnig. Que consiste en correr compulsivamente como si fueras a algún sitio (pero no), llevando encima 600 euros en calzado, ropa y complementos.
               La marca sería una imaginaria, por ejemplo.... "Casis", (que ya lleva implícita en su etimología la referencia a un estado carencial...).
               Quedaría algo así:  En una ciudad de aspecto lúgubre, se ve la parte inferior de las piernas de un tipo que corre con deportivas y calcetines verde fosforito hasta la rodilla (vamos, lo que viene siendo hecho un cromo...). Se detiene. En el suelo hay un collar de cuero con un cencerro. Se lo coloca en el cuello mientras se abre el plano y se ve que el individuo va equipado de "Casis" literalmente hasta las orejas.
                Rompiendo el silencio de la ciudad desierta, el tipo comienza a balar y a hacer sonar su cencerro. Entonces, por todas partes aparece gente equipados con ropa similar, balando y haciendo sonar sus respectivos cencerros, mientras todos, intentando huir cada uno de su propia neurosis (sin conseguirlo) corren en estampida hacia la cima de una montaña. Todo con una música muy épica. Quedaría más o menos así: https://www.youtube.com/watch?v=Vjh4kc--V-w
       
            En una de esas tardes apacibles y aún cálidas de finales de Octubre, encontré estas setas en un rincón perdido del hayedo.  Desconozco el nombre de la especie a la que pertenecen, tampoco necesito saberlo, me es suficiente con recordar, que incluso así, ya agrietadas como estaban en la fase terminal de su efímera existencia, parecían un ramo de extrañas flores que el otoño hubiera depositado al pie del haya cubierta de musgo bajo la que habían crecido. (Clik en la imagen para verla más grande).

Setas como flores
Setas y hojarasca (F:9,V:4s,ISO:100)

9 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo. Creo que no he visto nada más bonito, ni he tenido sensaciones más agradables, que todas aquellas veces que he podido perderme en el monte un día de labor, en plena soledad, a sabiendas de que eres un mero visitante, por momentos un huésped, pero teniendo en cuenta que estás de prestado. Así que, lógicamente, intento cuidar ese entorno, disfrutar, pero sin abusar de él.
    Las personas que arrasan con el monte son las mismas que en pocos años aguantan una cola de 1 hora por comer un pedazo de tarta o la tortilla más grande del mundo por el mero hecho de que me lo dan gratis. Si tan valiosos son esos productos (setas o tortillas), no tendrían ningún inconveniente en pagar unos euros por ellos. Ambas se encuentran en las tiendas y bares, y puedo asegurar que no existen las mismas colas.

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  2. El problema está en la propia mente humana que es insaciable. Si a eso le sumas la conciencia de rebaño, se acaba arrasando con todo en el monte, "porque lo que no me lleve yo, se lo va a llevar otro" y eso da lugar a una espiral sin limite.
    Muchas gracias Iñaki por tu visita y tu comentario

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  3. Jajaja, pues sí que te has explayado!!! Yo no entiendo mucho la fiebre fúngica esta, con lo que mola coger alguna para cenar ese día y punto. Los montes que frecuento apenas son seteros, y lo que pierdo en cenar de vez en cuando unos ricos hongos, me lo ahorro de cruzarme con auténticas hordas de expoliadores que me pondrían de mal humor. De acuerdo con tus reflexiones, aunque el uso del término "el sistema" parece como hablar de un ente ajeno, siendo algo que llevamos todos, queramos o no, en nuestro interior. Estupendas, cómo no, las últimas fotos con sus entradas, sigue así, que mola mucho. Por cierto, si el musgo que se ve junto a las setas es un tocón, eso ayudaría mucho con la identificación, jajajaja.

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  4. Si, el sistema está en el interior de nuestra mentes, porque ha sido puesto ahí desde que éramos pequeños, para que todo funcione como funciona: insatisfacción permanente, e ilusoria promesa de satisfacción pasando por caja.
    Gracias Fernando por tu visita y tu comentario.

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  5. Si, el sistema está en el interior de nuestra mentes, porque ha sido puesto ahí desde que éramos pequeños, para que todo funcione como funciona: insatisfacción permanente, e ilusoria promesa de satisfacción pasando por caja.
    Gracias Fernando por tu visita y tu comentario.

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  6. Muy interesantes tus reflexiones sobre la naturaleza, eso que para muchos es lo que hay entre una y otra ciudad cuando vamos por la carretera.
    En la ciudad actuamos como las hormigas, con nuestras vidas reguladas y controladas según la estación. Llega el otoño y el domingo toca salir al "monte" al pillaje de setas, porque lo anuncia la televisión o lo recomienda un feriante con gorro de cocinero.

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  7. Tu lo has dicho: feriantes con gorro de cocinero,(o con traje y corbata) que acertado.
    Por cierto; ¿que esconde en la manga el sistema tras esta plaga de programas de cocina?. Yo ya voy atando cabos...
    Gracias por tu visita y tu comentario.

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  8. Leído. Eres un filósofo de marca.

    Confieso mi pertenencia al segundo submundo no al primero. Pero fuera del rebaño y por interés personal. Nunca vi este anuncio como un rebaño ... pero es totalmente cierto ... a mí me daba la sensación de falta de imaginación y de invasión de altares.

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    Respuestas
    1. Filósofo?, gracias, pero que va. Es sólo, que a una de las herramientas más poderosas con que cuenta el sistema para dirigir el rebaño (la publicidad), cada vez se le va más la mano, hasta el punto de llegar a ser insultante para la inteligencia, o al menos a mi me lo parece, igual es que pienso demasiado.
      Si, eso es; altares. Cuando se trata de vender, no hay nada sagrado.
      Gracias Oscar por tu visita y tu comentario.

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