Había sido un otoño largo, soleado, apacible, en el que los hayedos por la ausencia de heladas tempranas y fuertes vientos del Sur Oeste en otro tiempo característicos de esa estación, habían podido lucir por más tiempo en sus ramas la transición de color del verde al amarillo y finalmente a todos los ocres posibles.
Una semana de cielo gris y fuertes lluvias, dieron al monte el aspecto propio del invierno, con una luz tenue y difusa y, el suelo cubierto de indicios de que por allí había pasado un gran otoño.(Clik en la imagen para verla más grande)
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Río y rastro del otoño (F:20,V:1,6s,ISO:100) |