domingo, 30 de noviembre de 2014

UNA "SIMPLE" MOSCA

                             A diferencia  de lo que ocurre fuera de ella, en la naturaleza no existe la mediocridad. Cada organismo que la habita, por sencillo o común que pueda parecernos es, como  resultado de cientos de miles de años de evolución, un compendio de adaptaciones que para permitirle sobrevivir, han ido modificándolo hasta llevarlo a la excelencia anatómica.
           Si se observa lo bastante cerca, incluso un insecto tan aparentemente vulgar como una mosca, se revela como un asombroso prodigio de perfección.

Mosca verde (Lucilia caesar)
Mosca verde (Lucilia caesar)  (F:14, V:1/125, ISO:200)
                    Una de las cosas que se descubren al aproximarse mucho a ellas, es que su  brillante cuerpo aparentemente liso, se encuentra cubierto por unos extraños pelos, cuya separación entre sí los hace aparentemente inútiles para servir de aislante térmico como en los mamíferos.
           Pero en la naturaleza nada es accesorio. Yo diría, que cumplen una función parecida a la de los cilios sensitivos de nuestro oído interno. Serían la parte externa de sensores que en este caso transmitirían la diferente presión y fricción del aire en cada punto, permitiendo al insecto conocer su ubicación espacial, en sus rapidísimos y acrobáticos vuelos.

Mosca verde (Lucilia caesar)
Mosca verde (Lucilia Caesar) (F:13,V:1/125,ISO:200)
     

sábado, 29 de noviembre de 2014

ORQUÍDEA SILVESTRE

                             Muchas personas poco familiarizadas con el medio natural, desconocen que las orquídeas no son exclusivas de países exóticos y que la flora Europea cuenta con más de cien especies de ellas.
            De una belleza más discreta que las de especies tropicales, las nuestras son igualmente un grupo de plantas muy interesantes y evolucionadas, hasta el punto de que algunas de ellas, para mejorar sus posibilidades de polinización, en lugar de la promesa de néctar, utilizan la mayor "fuerza" que mueve el mundo y han ido modificando sus flores hasta asemejarlas al cuerpo de de los insectos que se posan sobre ellas intentando aparearse.

Orquídea silvestre (F:2.8,V:1/ 600,ISO:100)

viernes, 21 de noviembre de 2014

SEGUNDA PRIMAVERA

                        Después de la prolongada sequía estival, el regreso de las lluvias y las temperaturas aún suaves, permiten el  resurgimiento de algunas especies de plantas incapaces de sobrevivir al calor y la falta de humedad de los largos días del verano.
          En los primeros días de Septiembre, encontré esta planta creciendo en una pradera de la que había desaparecido la mayor parte de la cobertura vegetal. Sus hojas radiales, pegadas al suelo, cubrían una pequeña superficie casi perfectamente circular, como reclamando para sí aquel minúsculo espacio de tierra yerma y toda la luz posible de los menguantes días del otoño.

Planta rastrera
Planta de otoño (F:18, V:1/6 s, ISO:100)

viernes, 14 de noviembre de 2014

RATONERO EN CLAVE ALTA

                  Bueno, para compensar un poco por las dos tristes imágenes de la entrada anterior, aquí os dejo esta procesada  con una técnica denominada Clave Alta. Es algo parecido al Blanco y Negro, en la que se intenta que sólo haya diferentes tonos de gris.
           El resultado es poco natural, pero en algunos casos, la eliminación del color puede resultar favorecedora.
           Podéis compararla con la misma imagen de la entrada anterior y el que quiera puede añadir comentario sobre cual le gusta más.
     
Ratonero (Buteo buteo)
Ratonero en Clave Alta (F:7,1,V:1/80, ISO:!00)

lunes, 10 de noviembre de 2014

EXISTENCIA PRECARIA

                           Cuando hace ahora poco más de un año me decidí a publicar este blog, lo hice con el compromiso conmigo mismo de que más allá del simple exhibicionismo en que consiste esto de mostrar lo que uno es capaz de captar con la cámara, o la satisfacción de compartir la BELLEZA insuperable de lo natural, este espacio tenía que ser mi pequeña aportación para intentar sensibilizar sobre el respeto que debemos a la naturaleza y lo difíciles y frágiles que son las vidas de los seres que la habitan.
          No sé otra manera de hacerlo que esta, compartiendo sus imágenes, mi admiración por ellos y mi convencimiento absoluto, no de que debemos considerarlos nuestros protegidos, sino nuestros IGUALES, ya que este planeta que les hemos usurpado les pertenece, porque todos ellos estaban  aquí  miles de años antes de que ni siquiera existiéramos como especie.
         Quien siga este blog, ya se habrá dado cuenta de que sus imágenes no suelen intentar aportar ningún punto de vista creativo y personal, más bien se limitan a intentar trasladar la belleza natural a quien las vea, tal cual, con la intención de hacerle "adepto" a ella.
          Pero hoy, para ilustrar lo que decía antes sobre lo duras que son sus vidas, incluso las de  los aparentemente menos vulnerables, subo dos imágenes de "la cara oculta"  que quizá te parezcan desagradables. A mi me parecen tristes. Y tenía que ponerlas porque muestran quizá la parte menos conocida pero muy real, de la vida de un grupo de especies que desde siempre han sido tan admiradas como maltratadas.
         Si hay unos animales de los que por desconocimiento se podría pensar que llevan vidas fáciles y cómodas, sería el de los carnívoros y entre ellos, las rapaces .
         La imagen que se tiene de ellas, es la de poderosos predadores cuyas adaptaciones anatómicas además de conferirles un aspecto de soberbia belleza, les convierte en cazadores infalibles y en el azote tiránico de los animales que son sus presas, pudiendo diezmar sus poblaciones, hasta hacerlas desaparecer. Nada hay más alejado de la realidad.

Ratonero común (Buteo buteo)
Ratonero común (Buteo buteo) (F:7,1, V: 1/80, ISO: 100)

         Es muy fácil de entender: la hierba se alimenta de moléculas de nutrientes. Por cada brizna de hierba, debe haber millones de esas moléculas contenidas en el suelo. Los conejos se alimentan de hierba. Sólo puede existir un conejo por millones de briznas. Las águilas se alimentan de conejos, para que una sola pueda sobrevivir, debe haber miles de ellos.
           Las rapaces son aves muy escasas y nunca podrían dejar de serlo, por eso precisamente, porque ocupan la cúspide de la pirámide. Cuanto más arriba se está en ella, para menos individuos hay sitio y por tanto la existencia es más precaria.
          Mientras la fuente de alimentación de un herbívoro es abundante e inmóvil, la de un carnívoro suele ser escasa, dispersa y huidiza. Baste con decir que con suerte, sólo una de cada cuatro crías que nacen cada año, sobrevivirá para ver la siguiente primavera.
          En condiciones normales, una de estas aves puede soportar períodos de ayuno relativamente prolongados hasta conseguir cazar (4-7 días).
          Al final de ese período, el hambre es tan acuciante, que la llevará en algunos casos a adentrarse en territorio humano ignorando el peligro, para intentar desesperadamente dar caza a ratas, palomas o estorninos que proliferan en la protección de entornos urbanos. A partir de ahí, si no tiene éxito, entrará en una espiral de deterioro físico cuya rapidez dependerá de la temperatura ambiente y del tamaño del ave, que enseguida la llevará a un debilitamiento progresivo al empezar a consumir las proteínas de sus propios músculos, quedando así incapacitada ya para el vuelo.
          Justo antes de eso, sintiéndose vulnerable, con la última energía que le queda, buscará el lugar más apartado y escondido del bosque, donde pasará sus últimos días inmóvil, hasta que muera discreta e inadvertidamente.
          A lo largo de décadas dedicadas a la observación de estos animales, he ido encontrando varios de ellos de diferentes especies, sobre todo individuos jóvenes o muy viejos, en circunstancias y escenarios similares y como se hacía evidente examinando sus escuálidos cuerpos, muertos por inanición.

Restos de ratonero muerto
Ratonero muerto (F:3,5, V: 1/30, ISO:200)
           Un mes de  Noviembre, después de una semana de continuas lluvias y temperaturas muy bajas, encontré en lo más profundo del bosque, bajo el gran árbol que hasta entonces le había servido de dormidero, el cadáver de  este Ratonero común (Buteo buteo), con el plumaje aún empapado de agua. Ni su poderoso pico, ni sus aguzadas garras le habían servido para vencer al hambre y la hipotermia.
          Esto demuestra hasta qué punto y pese a la imagen que se pueda tener de ellos, las vidas de estos animales como la de cualquier otro, no dejan de ser una difícil lucha diaria por la supervivencia.

Cabeza de ratonero muerto
Cabeza de ratonero muerto (F: 4,5, V: 1/60, ISO: 320)
         Sus demacrados restos que eran poco más que pluma y huesos, ni siquiera sirvieron de mucho para ayudar a otro a sobrevivir. Algún pequeño mamífero había estado intentando alimentarse del cadáver que aparecía desmembrado y esparcido, (tuve que reunir los trozos para hacer la segunda foto).
            Las tres imágenes son de la misma especie Ratonero común (Buteo buteo). Para intentar que empatices con él, decirte que es esa rapaz que habrás visto alguna vez cuando viajáis por carretera, posada en los postes.
          El de la primera imagen no es el mismo individuo que el de las dos siguientes, pero podría serlo. Bastarían unos días seguidos de climatología adversa, para desencadenar esa sucesión de acontecimientos, que convierten un animal de belleza imponente, en algo tan triste como lo que habéis visto. (Clik en las imágenes para verlas a mayor tamaño).

                       
                                                                                                                                                   

lunes, 3 de noviembre de 2014

LA CORZA Y LOS HELECHOS

                                  Hace poco más de treinta años, este era un mamífero inexistente en nuestra provincia. Desde entonces, su expansión procedente del Noroeste, le he llevado a colonizar casi la totalidad de nuestros bosques.
        A pesar de haberse convertido en un animal relativamente frecuente en los hábitats forestales de los que depende, su hábitos crepusculares dificultan su observación, pues casi siempre prefieren no aventurarse en campo abierto antes de que se haya ocultado el sol.
       Este día, estaba a otras cosas, cuando a lo lejos vi salir del bosque a una hora muy inusual, a esta hembra de corzo que se comportaba de forma extraña. Se dirigió a un claro cubierto de grandes helechos, no sin antes detenerse varias veces mirando en todas direcciones, como queriendo asegurarse de que nadie la veía ocultarse entre ellos.
        Después de un buen rato salió de allí igual de precavida, para dirigirse de nuevo al bosque. Entonces aunque con una luz muy poco adecuada, pude fotografiarla. Se detuvo unos segundos mirando en mi dirección, al oír el sonido del obturador, (no pudo verme pues estaba escondido tras unos arbustos) antes de continuar hacia la espesura.
        Por su actitud y la época del año, creo que lo que ocultaba entre los helechos y que por unos minutos la hizo abandonar la protección del bosque, era su pequeño corcino. Con frecuencia los ocultan en lugares como este en  la semana  posterior a su nacimiento, yendo sólo a amamantarlos unas pocas veces al día. Así hasta que son lo bastante fuertes como para poder seguir a su madre.
        Me hubiera sido fácil encontrarlo y fotografiarlo, pero ninguna foto hubiera merecido  poner en riesgo su seguridad, ni la tranquilidad de la madre, así que me marché, intentando prolongar con la memoria, los pocos segundos que duró ese fugaz encuentro.

Corza joven hembra
Corzo hembra (Capreolus capreolus) (F:7.1,V: 1/500, ISO:200)