miércoles, 17 de noviembre de 2021

PERSEVERANCIA

                               Las fotos de naturaleza se consiguen con tiempo y planificación, unas. Con "suerte", pocas. Y muchas, con perseverancia, es decir; por pura cabezonería. 

            De ese último grupo, esta es un buen ejemplo.

            Cabría esperar, que la perseverancia en fotografía de naturaleza, fuera más aplicable al intento de captar animales, que siempre son esquivos con la especie humana. Pero hay veces en las que algo tan inmóvil como un paisaje, parece resistirse al propósito de fotografiarlo lo más parecido posible a la visión quizá idealizada, que uno puede tener de él.

             Un día del inicio de la primavera. La temperatura cálida y la humedad, habían desencadenado uno de esos ciclos ya casi extintos, de tormentas diarias. Que según la gente del campo, hace tiempo, cuando el clima era más estable y predecible, solían durar 9 días.   

             Tres días seguidos tuve que ir hasta aquel lugar a última hora de la tarde, para aprovechando la escasez de luz, conseguir exposiciones largas, que produjeran ese efecto sedoso y difuminado en el movimiento del agua.  

             Las dos veces anteriores el resultado había sido el mismo: Ni una sola foto. Casi a la misma hora mientras montaba el equipo, una gran tormenta lo había hecho imposible. 

             Este día parecía que iba a ser más de lo mismo, pero no del todo; fue mucho más.

             Llegué un poco antes, mientras los enormes nubarrones se iban juntando y oscureciendo, hasta el punto de que esas condiciones de luz escasa que buscaba, iban dando exposiciones más y más largas, hasta ser casi exageradas, porque parecía que se estaba haciendo de noche, a las cinco de la tarde !!. 

             Sólo hubo tiempo para unas cuantas fotos, antes de que las grandes gotas que pronto se convirtieron en granizo, empezaran a arreciar en una cortina blanca que casi me impedía ver los árboles de alrededor.

             Unos pocos segundos para coger la cámara con todo lo que no debiera mojarse y, refugiarme ya calado bajo las raíces de un gran árbol caído. 

             Siete minutos después, cuando aquello fue remitiendo, el lugar ya no parecía el mismo. El arroyo había crecido. Su agua que un momento antes era cristalina, ahora bajaba turbia por el barro. El bosque estaba cubierto por una capa de granizo. Y saliendo empapado de debajo de aquel tronco que justo consiguió salvar la mochila, como suele sucederme en esas situaciones, me daba la risa, porque; ¿ que necesidad habrá...?.

            ¿Que porqué tanto empeño por conseguir esa foto?. Difícil de explicar...(Clik en las imágenes para verlas más grandes).

Pequeña cascada (F:10,V:1/37s,ISO:100)

El mismo lugar pocos minutos después.

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